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Los valores políticos, sociales y económicos de la identidad cultural

Por Luciana Nicoletti

2019


En el marco de la cátedra Sociología y Antropología del Arte


Abstract


La Bienal de las esculturas, el evento que marca un antes y un después en la historia de la ciudad de Resistencia, año a año se reinventa y presenta una nueva edición, incluyendo nuevos elementos y factores a ser analizados. Entendiendo que este fenómeno necesita de un mayor y mejor conocimiento de la realidad circundante, se profundiza en el mecanismo del evento y el modo en el que se entrelazan e involucran las consecuencias económicas, sociales, culturales y políticas. Surge como objeto de estudio la edición 2018 con la temática “Identidad en movimiento”, en donde se exponen las particularidades de dicho evento y el gran impacto que genera en la comunidad resistenciana.


Palabras clave: Bienal, esculturas, cultura, Resistencia, identidad.





A partir de la investigación sobre los inicios del arte escultórico en Resistencia, Chaco y la conformación de la Bienal de las Esculturas, surge como objeto de estudio la edición 2018 con la temática “Identidad en movimiento”. El análisis se plantea desde un enfoque sociológico y antropológico que amplía el carácter artístico-cultural que usualmente caracteriza al evento.

Los primeros concursos lograron lo que hoy en día se conoce como la Bienal Internacional donde la Fundación Urunday y el Gobierno de la provincia de Chaco trabajan para hacer lo que ellos llaman una verdadera celebración de la identidad de los chaqueños. Visitantes llegan desde los más diversos puntos del país y del mundo, transformando el predio de las Bienales en un suceso cultural y social que genera un intercambio pluricultural, hasta el punto de insertar a Resistencia como una referencia internacional del arte y la cultura.

En cada edición entre diez y quince artistas del ámbito regional, nacional e internacional son preseleccionados teniendo en cuenta su participación en éste u otros certámenes previos. Durante el plazo de una semana, deben realizar su obra al aire libre y a la vista de los visitantes. Al finalizar este período se lleva a cabo una ceremonia de clausura acompañada de la entrega de premios. El evento se realiza en torno a una temática específica con tópicos centrales para la conformación de las producciones. Teniendo en cuenta el cumplimiento de los requisitos y la creatividad de cada artista, se puede alcanzar el primer puesto.

En el año 2018, se llevó a cabo la edición con la temática “Identidad en Movimiento” como concepto inspirador, con la premisa de celebrar los 30 años de concursos en Chaco, la propuesta consistió en unificar a diez competidores ganadores de ediciones pasadas.

“Construimos un mundo de sentidos que nunca está quieto; debajo de los cielos, todo es movimiento. Tal vez la nada sea la única quietud absoluta. La identidad es una estética colectiva. Es sustancia y contingencia; más que certezas, búsqueda. La identidad es también movimiento. La escultura consolida la identidad del Chaco, El tiempo- gran escultor- y el hacer, van acumulando un sentimiento de aprobación, y de pertenencia. La identidad escultórica chaqueña es movimiento, crecimiento, espiral ascendente que acumula espíritu y pasión.” (Catálogo oficial Bienal 2018).

El equipo de organizadores selecciona el tema, los artistas y hasta el jurado observador, quien apela a sus juicios y valores para determinar el ganador. Una decisión que no solo permite alcanzar el premio mayor sino que también otorga status, renombre, validez y legitimación a la obra. Funciona como agente legitimador de la obra de arte, aquel que la señala e incluso conmemora como futuro patrimonio de la Ciudad de Resistencia.

En este sentido la idea de fuerza de poder se hace presente, en este caso es ejercida por un sector que obtiene la posibilidad de tomar decisiones a partir de intereses particulares. Si ejemplificamos con el caso de estudio, surge el siguiente interrogante: ¿Por qué la elección de artistas a nivel internacional? El hecho de que el evento proponga año a año reafirmar y conservar la noción de identidad cultural no tiene correlación con la convocatoria de artistas a nivel internacional, otorgando espacio a quienes no están intrínsecamente relacionados con la cultura de Chaco. Teniendo en cuenta, además, que esta selección deja de lado otros artistas regionales que están familiarizados realmente con la cultura.

Es importante destacar cómo las decisiones tomadas en un evento cultural y artístico no están desvinculados de otros intereses de carácter social, político y económico. En este sentido plantearlo no implica que pierda su valor cultural, sino ser conscientes de que este valor está vinculado con otros y que la noción “por amor al arte” no logra sostenerse por sí sola.

Entendiendo el mecanismo y los roles divididos en el evento se puede dilucidar la diferencia jerárquica existente entre un puesto y otro, similar a la diferencia de clases en un sentido Marxista, por un lado la clase dirigente y por otro lado la clase subordinada. En este caso un artista depende de un jurado (clase dirigente) para que su obra pueda adquirir validez en ese contexto. Tener el poder de decidir sobre otros, inevitablemente vincula la noción de fuerza hegemónica.

Estas fuerzas de poder que adquiere la organización, pueden ser consideradas hegemónicas ya que son las que ajustan y enmarcan cada obra a producir a través de categorías y criterios, en paralelo a la fundación a cargo del evento. Para entender a qué me refiero con hegemonía y por qué lo considero pertinente es fundamental citar en primera instancia las definiciones que surgieron a lo largo del tiempo y cómo se fue construyendo un concepto más amplio de hegemonía para que hoy pueda ser vinculado con este caso en particular.

La definición tradicional de «hegemonía» es la de dirección política o dominación, especialmente en las relaciones entre los Estados. El marxismo amplió el concepto aplicándolo a las relaciones entre las clases sociales y especialmente a las definiciones de una clase dirigente. Por su parte, Antonio Gramsci planteó una distinción entre el concepto de “dominio” y el concepto de “hegemonía”, explicando al dominio como una expresión en formas directamente políticas en tiempos de crisis, de una manera coercitiva directa o efectiva. Y hegemonía como un complejo entrelazamiento de fuerzas políticas, sociales y culturales que funcionan como fuerzas activas que constituyen sus elementos necesarios.

Para la teoría política marxista los efectos que produce sobre la teoría cultural específicamente, son inmediatos ya que, hegemonía es un concepto que incluye y hace efecto directo sobre otros conceptos como el de ideología en un sentido marxista, en la que un sistema de significados y valores constituye la expresión o proyección de un particular interés de clase y como el de cultura; proceso social total en que los hombres definen y configuran sus vidas.

Según Williams, este es uno de los casos del ámbito cultural en el que la hegemonía está inmersa, sin embargo también está influenciado por otros campos; social, político y económico. Estas fuerzas hegemónicas son las mismas que determinan la totalidad de la vida, un sentido de la realidad para la mayoría de la sociedad. Se imponen ideologías sobre las conciencias y en la medida en que son experiencias prácticas parecen confirmarse cada vez más, se naturalizan. La bienal cada edición se reafirma como costumbre, los discursos y significaciones que desprende se internalizan. Hoy en día los chaqueños se ven identificados por las esculturas y por el evento de gran magnitud.

La teoría Marxista plantea la distinción de una sociedad de clases haciendo énfasis en la desigualdad entre la clase dominante y la clase subordinada. La primera encabeza las relaciones de poder y de dominio por lo que se considera hegemónica. No se da de modo individual ni pasivo; sino que es continuamente renovada, recreada, defendida y modificada frente a las subordinadas, quienes se encuentran en una lucha de poder en donde se resisten y son desafiantes como hegemonías alternativas.

Cabe destacar que existen tres aspectos dentro de cualquier proceso cultural que influyen en el proceso hegemónico, partiendo de la teoría del autor que hace hincapié en las tradiciones, que se manifiestan como una fuerza activamente configurativa en la que se hacen más evidentes las presiones y los límites dominantes y hegemónicos.

Esto se esclarece cuando profundizamos el concepto común de tradición “segmento histórico relativamente inerte a una estructura social: la tradición como supervivencia del pasado” y puntualizamos la atención específicamente a la tradición selectiva. Williams la define como una versión intencionalmente selectiva de un pasado configurativo y un presente pre configurado. Es decir que funciona como medio para que dicha hegemonía se manifieste, seleccionando algunos significados para acentuarlos, y en la medida en que lo hace excluye otras prácticas y significados. En este caso la hegemonía se presenta como el “pasado significativo” que destacan en función de su interés por la dominación de una clase dominante en específica.

De esta manera, se hace menos notoria o “inocente” la selección y logran mantenerla en el presente para reafirmar su continuidad. Así, una versión del pasado se conecta con el presente y permite ratificarlo mediante la práctica para que adquiera este sentido de continuidad. Es por esto que el autor considera que el sentido hegemónico de la tradición es siempre el más activo.

En este caso es importante vincularlo directamente con la historia de Resistencia en su relación con las esculturas y la sensación de identidad que generan hoy en día. Suceso que hoy es realidad pero que es parte de un proceso de años. A través de grupos y organizaciones que pueden ser consideradas como las Instituciones y Formaciones que complementan al concepto de tradición y que fueron los que trabajaron en el origen de esta vorágine.

Estos grupos concordaban en sus reuniones promover este tipo de arte en Resistencia y así lograr la expansión de la misma dentro de espacios culturales, instituciones que las avalen, e incluso en la ciudad al aire libre. De esta manera, configuran las esculturas como un arte valorado en la ciudad y respetado por los mismos ciudadanos, siendo parte de su patrimonio e identidad. Más adelante logran conformar el evento de las esculturas con gran dimensión, regional, nacional e internacional.

Junto a la doctora Giordano, el Arq. Ramón Gutiérrez aporta que, a partir de 1961, el Fogón de los Arrieros lanzaría su plan de embellecimiento de Resistencia, que configuraría una nueva fase en esta tarea de integrar el arte al espacio público, primando de alguna manera la idea de crear una “ciudad-museo”. De ahí en más, a partir de 1969 comienza una verdadera “siembra” de esculturas al aire libre, frente a domicilios particulares, comerciales, plazas, entidades bancarias e instituciones de distinto carácter.

Según Mariana Giordano, la misma continuó con diferentes gestores, extendiéndose con algunas interrupciones hasta la actualidad. Uno de ellos, COPROAR (Comisión de Promoción Artística constituida y presidida por Efrain Boglietti), en 1988 organizó el Primer Concurso Nacional de Escultura, que se realizó en la Plaza central de la ciudad. Además, con la colaboración de Fabriciano Gómez, que ya era un destacado escultor, se constituyó la Fundación Urunday, una organización con el fin de estimular la enseñanza práctica del arte escultórico y continuar las tareas iniciadas.

La fundación continuó con los emplazamientos y consolidó la imagen de Resistencia como una ciudad que convive con las esculturas, y además diversificó y consolidó sus concursos, único hecho cultural donde se congregan los más diversos niveles socio-económicos de Resistencia. Así, el evento se convierte no sólo en un suceso cultural sino también social, provocando un cambio de una valoración de tipo simbólico-histórico a una de carácter artístico-cultural de las obras de arte mediante un prolijo registro, generando una campaña de educación patrimonial en el cuidado y mantenimiento de sus esculturas.

De esta manera se puede relacionar el concepto de las formaciones. Es decir, cómo a través de las organizaciones y los grupos que funcionaron como Instituciones legitimaron de alguna manera ese arte para desarrollarlo y expandirlo como tradición. Así, formaron un ciudadano en Resistencia que hoy en día considera las esculturas como una forma de caracterizar su ciudad e identificarse como chaqueños.

En un principio empezó como una idea grupal, dentro del fogón de los arrieros, como propuesta para promover el arte en la ciudad y su expansión. Fue a principios de los ’60 que se propuso sacar el arte a la calle, como una forma práctica de elevar el nivel cultural y estético de la población, emplazando esculturas en el radio urbano y logrando así que la obra escultórica pudiera exhibirse bajo las estrellas. Significó un modo diferente de presentar el arte, lo cual implicaba la concentración en ámbitos comunicacionales específicos con contenido estético.

Así, el diálogo que la obra escultórica fue entablando con su entorno fue cada vez más intenso y recíproco, fueron articulándose los modos de emplazamiento y los lenguajes plásticos con los procesos propios del crecimiento de la ciudad.

Lo que sirvió como fundamento para la conformación de los eventos de competencia de esculturas. Hoy en día ya no son las obras de arte escultóricas solamente las que forman parte de la identidad del Chaco, tampoco las manifestaciones artísticas que se fueron conformando a su alrededor. Sino que se volvió un evento artístico, social y cultural de gran dimensión, que se configuró como costumbre y tradición, suceso que los caracteriza e identifica, la Bienal del chaco.

Esto tiene mucho que ver con cómo se fueron formando los primeros concursos y cómo se fueron dando respaldos que hoy en día tienen una dimensión más grande y amplia que solo en la provincia del Chaco. Lo que trajo como consecuencia que los concursos escultóricos se fueran tornando rápidamente una fiesta popular de magnitud impensada.

De esta manera vemos como las tradiciones, lo que se fijó como tal, funcionó e incluso creció y aumentó considerablemente al pasar de los años. Hoy en día esta forma de ver a las esculturas dentro de este contexto hace que se promuevan más y más las actividades socio culturales que se fueron constituyendo, haciendo que entren en juego otros campos y no concluyan solo en el ámbito artístico cultural.

Ya que dentro del evento mismo, se pueden observar distintos dispositivos que a su vez se yuxtaponen; como ser lo artístico, es decir; las esculturas, los números de danza, teatro y demás disciplinas, la competencia que se da dentro de los concursos entre los artistas convocados; el rol de los sujetos que conforman la masa social que participa en el evento; el aspecto comercial de los puestos y ferias; el ámbito político, que parte de la financiación que respalda el evento, y a su vez genera publicidad dentro del mismo. Todos ellos, funcionando paralelamente en operaciones de transversalidad, generan el contexto de la Bienal.

Este proceso no solo se desenvuelve mediante las tradiciones, en realidad es mucho más complejo y como mencionamos anteriormente depende e influye a su vez de muchos factores, entre ellos la relación entre las instituciones y las formaciones. Haciendo referencia puntualmente a la relación entre las instituciones; culturales, políticas y económicas junto con las formaciones; los movimientos y tendencias efectivos, en la vida intelectual y artística. Estos factores son fundamentales porque tienen una influencia significativa y hasta se podría decir decisiva en muchos casos, sobre el desarrollo activo de una cultura.

Cuando hablamos de influencia entendemos que resulta entonces poderosamente operativo dentro del proceso de definición e identificación cultural y social, como parte del proceso hegemónico. Con las actitudes intrínsecas, tanto para las relaciones sociales como educacionales, que en la práctica se vuelven naturales y de esta manera no funcionan necesariamente de manera coercitiva directa, sino que se establecen y se configuran a medida que los procesos avanzan.

Cuando hablamos de educación estamos hablando no solo de influencia sino de una manera de construir y de determinar según la selección conveniente, como una manera más de asegurar y ratificar su continuidad y evitar por otro lado las revelaciones.

Sin embargo, hay otro aspecto que debe ser tenido en cuenta a la hora de analizar este proceso hegemónico. Ya que los conceptos mencionados anteriormente funcionan de manera relacional, y tienen en cuenta también otra noción que no habíamos mencionado anteriormente, el concepto de “campo”. Se puede considerar que estos se relacionan en la medida en que se necesitan unos a otros para mantenerse en el poder que requiere permanecer en un campo determinado.

Primero es necesario saber específicamente a qué nos referimos con esta palabra y entender así, en qué medida se relacionan. Según el autor Pierre Bourdieu el hecho de pensar en términos de campo en sí, implica pensar en términos de relaciones. Más allá de todo lo que el evento desarrolla, es importante hablar de un campo específico que hay dentro de toda esa vorágine y es justamente el campo del arte. No solo con las esculturas sino también con los distintos lenguajes artísticos que se manifiestan en esas fechas.

El modo de pensamiento según el autor, es relacional a diferencia del estructuralista que resulta más limitado. Lo considera así porque “lo real es relacional” ya que lo que existe en el mundo social son relaciones; no interacciones o vínculos intersubjetivos entre agentes, sino, relaciones objetivas que existen más allá de la conciencia y las voluntades individuales.

A partir de esto, un campo puede definirse entonces como una red o configuración de relaciones objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por su situación actual y potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (o de capital). Esa posesión implica el acceso a las ganancias específicas que están en juego dentro del campo y, de paso, por sus relaciones objetivas con las demás posiciones (dominación, subordinación)

La jerarquía de las diferentes formas de capital (económico, cultural, social, simbólico) se modifica en los diferentes campos. Es decir que existen cartas válidas y eficientes en todos los campos y su valor (considerado como triunfos) varía según su estado sucesivo. Un capital o una especie de capital es el factor eficiente en un campo dado, como arma y como apuesta; a partir de ello el que lo posee puede ejercer un poder. Por lo tanto, existir en un determinado campo, implica necesariamente esta relación de poder. Ya que no es una simple o inocente cantidad deseada hacia lo que todos se dirigen, sino que funciona como estructura jerárquica, una lucha de posiciones.

En este caso la lucha de posiciones está explícitamente marcada en los concursantes de la competencia, artistas de todos los lugares del mundo se juegan su lugar en el podio, su renombre como escultores y posibles ganadores de la competencia de esculturas más importante del país. Los parámetros con los que miden estas estructuras, son los que marcan las medidas de éxito y las medidas de fracaso dentro del campo, así se conforma un espacio de juego que menciona el autor. De ello dependerá la distribución del capital específico en un momento dado del tiempo. Como en todo campo, en el campo del arte también hay patrones y pautas a seguir, en este es la dinámica propia de la competencia. El ganador es quien cumple con las pautas preestablecidas y quien se adapte más a la temática de la edición, con la presencia inevitable de la subjetividad del jurado como observador.

En el campo de la Bienal específicamente está en juego el primer puesto que, por lo general, es una cierta cantidad de dinero un capital económico. Sin embargo, la posición del primer puesto de la Bienal también forma parte de otro tipo de capital, definido por el autor como “simbólico” en donde un artista adquiere status y renombre. No solo está en juego un valor y a su vez todo valor viene acompañado de otros. Todos estos elementos forman parte del interés que se persigue en un campo, creando una configuración de relaciones objetivas entre posiciones que se definen en las diferentes especies de poder en donde se mide el acceso a las ganancias que están en juego. Cada uno obedece a lógicas distintas en donde se constituye un capital cultural, algo que es valorado.

En la edición de la Bienal 2018 con su temática “Identidad en Movimiento” se convocó a competir a todos los ganadores de ediciones pasadas. El ganador del primer puesto fue el artista alemán Ángel Tobías Ahlhelm (Tobel) con su obra “Sonidos del Universo¨. El mismo fue entrevistado por diferentes medios y salió como titular de diversos diarios y revistas con el título; el gran ganador.

Entonces, en el arte también hay relaciones de interés ya que se persiguen ganancias, fines específicos, existe una lucha de poder y se estructura de forma jerárquica. Un punto importante a tener en cuenta es que los artistas convocados generalmente viven de este arte. Este es el caso de Tobel, que tiene una carrera de tallado de escultura en piedra desde los 21 años. Ganador de diversos premios en concursos de Alemania, China, Letonia y Argentina. Fue participante de distintos simposios de escultura alrededor del mundo. En el año 2010 ya había conseguido el primer premio con su obra "Identidad" en la Bienal de las esculturas y en la edición 2016 vuelve a obtener el primer premio. Este es el ejemplo de un artista que vive del arte y no solo por una mera experiencia estética. La noción de “el arte por el arte mismo”, se deforma, de este arte obtiene beneficios y consigue sus ganancias. Logró construir una carrera con renombre gracias al arte escultórico.

En este caso la hegemonía se presenta en la conformación en sí del evento de la Bienal y en todos sus elementos, desde el tema estipulado para cada edición, la selección de artistas, la elección del ganador por medio del jurado convocado. Teniendo en cuenta que la elección de una temática para cada edición implica lo que se considera como memoria selectiva es decir que se traen temáticas a la actualidad que pueden ser parte de una amplia historia de Chaco, que sin embargo deja de lado otras.

Convocan a personas de otros lugares lo cual hace que no se arraigue necesariamente a la cultura del chaco, es decir de su origen puntualmente, pero si se mantiene con la intención de preservar las costumbres y la identidad de la provincia. Aún con la convocatoria de artistas de otros lugares y países.

De tal modo que se logra que el evento funcione en relación con la fundamentación de ser una costumbre que hace crecer a la ciudad dentro y fuera del país y a la par se construyen relaciones y contactos de interés con otros países y culturas. Además de todos los puestos de trabajadores que funcionan dentro del evento, puestos de comida y bebida que se ven justificados dentro de este marco.

Por lo tanto, hay más que solo perseguir la costumbre misma de la constitución del evento de las esculturas en la provincia. En donde se pueden ver intereses y luchas de clase, capital y ganancias que se persiguen, premios que otorgan renombre y status, la circulación del capital no solo económico sino también simbólico y social. A partir de eso se construye una serie de manifestaciones alrededor de este arte, organizando un evento que tiene varios componentes y que hace lugar a otros campos no solo el artístico, los que justamente hacen que funcione y siga desarrollándose dentro del campo social, económico y político.



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