top of page

Sofía Madrassi

Por Lara Schaefer

Sofía Madrassi se abre camino en la escena artística contemporánea motivada por la posibilidad de generar diversos estímulos en los espectadores. En 2019 realizó Mercado Guasúpe, su proyecto final de carrera, que indaga en los mercados y el intercambio cultural que ocurre en la frontera entre Argentina y Paraguay. Después de algunos años de observar sus trabajos, la entrevisté para conocer un poco más sobre su proceso creativo.

Sofía Madrassi nació en Formosa en 1997. Licenciada en Artes Combinadas por la Universidad Nacional del Nordeste, se formó en fotografía en el Instituto Técnico Superior de la Imagen (ITSI) en Paraguay. Expuso su obra en espacios como el Festival Guácaras y el Centro Cultural Nordeste (CCU).

¿Hubo alguna obra de arte que haya definido tu vocación o que te haya impactado en tu infancia o adolescencia?

Previo a todo lo visto en la Licenciatura, mi consumo de arte era poco y básico. En la infancia encontré un libro que compilaba las pinturas más importantes de Boris Vallejo, que retrataba personajes muy sexualizados que pertenecían al género de fantasía y ciencia ficción. Actualmente, no es ningún referente artístico para mí, ya que no condice con lo que soy ahora, lo que me interesa y lo que deseo construir artísticamente; pero sí en su momento tuvo un fuerte impacto que dirigió mi interés hacia el retrato y el desnudo. Luego, en la adolescencia, cuando empecé a estudiar fotografía a los 15 años, me generaron un intenso interés las fotografías de Nuboyoshi Araki y el libro Corazón Argentino de Rocca y Cherniavsky.

Hubo obras que me removieron muchas emociones en los años de cursado de la carrera: Descent into Limbo (1992) y Descention (2014), de Anish Kapoor, Curtains de Félix Gonzalez Torres, S/T (2017) de Agustina Quiles y las performances en general de Marina Abramović.

Si pudieras llevar a tu casa una obra que hayas visto en algún museo o colección pública, ¿cuál sería?

No podría elegir alguna en específico: el registro fotográfico de la serie Siluetas (1973-1980), de Ana Mendieta, La creación de las aves (1957) de Remedios Varo y Cómo atrapar el universo en una telaraña (2016) de Tomás Saraceno.

¿Qué obra regalarías y por qué? ¿Qué obra destruirías y por qué?

Regalaría obras de Jeff Koons (excepto la serie fotográfica Made in Heaven con la Cicciolina), Andy Warhol y Milo Lockett, porque me parecen que son una cagada sobrevalorada. Y como son una cagada sobrevalorada, las regalaría para que la gente pueda revenderlas y ganarse mucha plata a costillas de la garcada, que muchas veces está presente en el mundo del arte. Es una opinión totalmente personal.

Destruiría la obra El urinario de Duchamp, ya que la intención de la obra fue generar una ruptura con el paradigma de arte moderno y poner en ironía al mundo del arte de esa época, entonces creo que debería tener un final como fue el impacto en su comienzo: rupturista, reduciéndose a añicos.

Además de que me tienen los ovarios llenos con Duchamp y el urinario.







Si tuvieras que hacerte retratar por un/a pintor/a, ¿a quién elegirías y por qué? ¿cómo te harías retratar?, ¿con qué objeto, animal, vestimenta, ámbito, etc?

Me haría retratar por Remedios Varo y dejaría a su disposición y elección todo lo incluido en el retrato.

¿Tenes alguna poesía preferida? Alguna a la que siempre vuelvas, o que te haya servido para un momento creativo.

No tengo ninguna poesía ni novela preferida; a lo que siempre vuelvo para el acto de creación artística son las memorias de diálogos, sonidos, paisajes, olores, rostros que me quedaron registrados por alguna razón cuando estaba de paso y me los cruzaba, los tengo a todos guardados en la cabeza y cuando necesito meditar me acuerdo de ellos. De algunos de esos momentos tengo registro fotográfico o audiovisual, pero de la mayoría no.

De igual manera, para mí funcionan como poesía, solo que de otra forma, ya que no son textos verbalizados, ni tampoco puedo acceder a ellos por medio de algún formato específico y tampoco son reproducibles. Son sólo recuerdos y recuerdos de esas memorias que se van transformando cada vez que las vuelvo a pensar.

La letra y música de La llorona de Chavela Vargas me resulta por demás inmensa, intensa e inspiradora.

Al momento de empezar un proyecto artístico, ¿comenzás experimentando con lenguajes y materiales o conceptualmente?

Siempre inicio a partir de un momento flash en que "se me prende la lamparita" e indago acerca de la sensación y emoción que me provoca lo que me haya despertado dicha emoción y continuó experimentando con lenguajes, materiales y técnicas y lo último en lo que pienso es el concepto, ya que considero que es lo que primero está, pero es lo último en mostrarse ante mí. En línea general mi proceso creativo suele ser así.

¿Cómo llegaste a encontrar las temáticas que te interesan?

A través de todo lo aprendido en la Licenciatura, las obras que presencié personalmente en museos, centros culturales y galerías, y experimentando con mis propios medios, miedos y deseos.

¿Cuál es tu motivación o interés respecto de tu producción?

Me motiva poder generar estímulos o emociones intensas, ya sean frescas, asfixiantes, eufóricas o contemplativas. Mi interés acerca de la producción actualmente se basa en crear experiencias (a través de video- instalaciones, instalaciones, instalaciones sonoras, piezas de video- arte, ensayos fotográficos) basadas en sensaciones y emociones que se encuentran orbitando en mi vida en tal o cual momento y profundizo en eso pensándolas a través del hacer obra.

Sofía Madrassi es, sin dudas, una de las artistas emergentes más interesantes en la región estos días. Sus obras, como ella dice buscar, exponen a quien las especta a diferentes y múltiples sensaciones. Para conocer más de su trabajo, se pueden visitar sus redes:


Comments


bottom of page