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Hannah Höch y el Dadá

Por Virginia Soy

2020

Durante la Primera Guerra Mundial, entre 1914 y 1919, Suiza actuaba como un país neutro, razón por la cual muchas personas vieron en ese país un refugio privilegiado. Entre esas personas se encontraban artistas, músicos y escritores provenientes de todas partes de Europa. Esta ciudad se había convertido en un centro de refugio para emigrantes procedentes de toda Europa que querían escapar de la guerra. Allí se reunieron representantes de diversas escuelas, como el expresionismo alemán, el futurismo italiano y el cubismo francés.

Aquella joven generación de creadores estaba en contra del caos bélico producido por la guerra de trincheras, a la que interpretaron como un signo de la decadencia de Occidente. En efecto, lo que lucía como una promesa de desarrollo y progreso durante la segunda revolución industrial, caracterizada por el avance científico y tecnológico, se convirtió en muerte masiva.

Animados por sus valores antibelicistas y su profundo sentido crítico social, este grupo de artistas y escritores fundó un movimiento literario y artístico que expresaba su desacuerdo y decepción frente a la incapacidad demostrada por los discursos oficiales como la ciencia-tecnología, la religión, la filosofía (el idealismo) y las ciencias sociales (el positivismo) para evitar la destrucción de Europa. A este movimiento le pusieron el nombre Dadá o Dadaísmo. El movimiento nació en el Café Voltaire, en Zúrich, en 1916, donde se presentaban cantantes y donde éstos también recitaban poemas.

No queda claro el significado de la expresión Dadá. En el Manifiesto Dadaísta, escrito por Tristán Tzara, se sostiene que el nombre elegido no busca significar nada, ya que busca contrariar a la racionalidad modernista. Aquí vemos un pequeño fragmento del manifiesto donde se explica esta cuestión: “La magia de una palabra “DADÁ” que ha puesto a los periodistas ante la puerta de un mundo imprevisto, no tiene para nosotros ninguna importancia” (1918).

La idea del Dadaísmo es rebelarse en contra de las convenciones literarias y artísticas, tratando de burlarse de los artistas burgueses de esa época, incluso de ellos mismos “Basta de academias cubistas y futuristas, laboratorios de ideas formales. ¿Sirve el arte para amontonar dinero y acariciar a los gentiles burgueses?”- Manifiesto dadaísta (1918). La manera en la que se expresaba el Dadaísmo era a través de acciones que intentaban provocar a los artistas y a las instituciones a través de una negación artística, es decir, por medios anárquicos.























Dadá panorama, Hannah Höch (1919)


El dadaísmo no definió un estilo unificado, ya que se basaba, precisamente, en la crítica al sentido tradicional del arte, de la escuela o del estilo. Aun así, se unía en torno a un conjunto de principios compartidos que le dieron un tono característico, tanto en lo literario como en lo plástico: interdisciplinariedad, no solo en cuanto técnicas clásicas sino en nuevas como el fotomontaje, el collage, el rayo grama y el readymade. Se pone en duda el concepto de belleza para reformularlo, incluso a modo de burla y aborrecimiento; había una valoración del gesto artístico por sobre el objeto artístico, además de un sentido antiartístico y crítica a la sociedad occidental, que creía en la idea moderna de la razón y el progreso.

Se toma como punto de partida, el año de publicación del manifiesto inaugural escrito en 1916 por Hugo Ball. Sin embargo, antes de este año ya habían tenido lugar algunas manifestaciones artísticas que pueden ser calificadas de dadaístas, tales como los readymade de Marcel Duchamp, quien en 1914, cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, realizó sus primeras intervenciones performativas. Dos años más tarde Tristán Tzara leyó su manifiesto Dadá, y en 1917, nuevamente Duchamp (con el seudónimo R. Mutt) realiza una intervención donde envió al Salón de los independientes de Nueva York un mingitorio, al que título Fuente, y dicha obra fue tan disruptiva que marcó la historia del arte y la institución artística.

Luego de ayudar en el Cabaret Voltaire, en Suiza, Richard Huelsenbeck regresó a Berlín; donde junto al poeta Raoul Hausmann, Kurt Schwitters, el pintor Georg Grosz, Hannah Höch y los hermanos Wieland y Helmut Herzfelde (John Heartfield), desarrollaron el Dadaísmo en Alemania. Este núcleo dio lugar a lo que se conoce como Dadaísmo Berlinés.

La mayor parte de las publicaciones de los dadaístas berlineses aparecen en la Editorial Malik, fundada en 1917 por los hermanos Herzfelde, que ya editaban un año antes la revista Nueva Juventud y que después, en 1919, fundaron Jeder sein eigener Fussball y Die Pleite. En junio de 1919, el artista Raoul Hausmann, el escritor Richard Huelsenbeck y el compositor Jefim Golyscheff publicaron un manifiesto en la revista Der Dada, donde desarrollaban sus propuestas en materia política. En 1920 se publicó un Almanaque Dadá, editado por Huelsenbeck, con colaboraciones internacionales, como la Feria, y en él se recogían veinte manifiestos Dadá, En ese mismo año se realizó la primera Feria Internacional Dadá en Berlín, en junio de 1920.

En Berlín, el Dadaísmo tuvo el mismo espíritu que en Zúrich, pero fue más incisivo y combativo con respecto a la guerra, donde se destacaron las técnicas del fotomontaje y donde Hausmann realizó las declaraciones y manifiestos a partir del Dadá Club.

En la postguerra Hannah Höch conoció a Raoul Hausmann, uno de los referentes del Dadá, quienes juntos aprendieron técnicas de fotomontaje. Para muchos de los dadaístas, esta forma de arte fue un experimento interesante, más tarde descartado. Sin embargo, Höch continuó dedicándose a esta técnica y desarrolló su obra al servicio de una nueva concepción del cuerpo de la mujer.




















Corte con cuchillo de cocina a través de la barriga cervecera de la República de Weimar, Hannah Höch (1919)


Sin renunciar a la pintura y a la acuarela de carácter geométrico y constructivista, Höch crea figuras humanas en las que los rasgos europeos se mezclan con los africanos o japoneses, de manera disruptiva hacia la hegemonía occidental.





















Fashion Show, Hannah Höch (1935)


Además, fascinada por los avances de las mujeres durante los años en que iban surgiendo los movimientos feministas, critica la imagen frívola que algunos medios transmiten de la nueva mujer y crea algunas obras de temática andrógina, y sobre el amor lésbico. Las composiciones del cuerpo entero y los rostros fueron las principales características de su trabajo, los volvía alienígenas y seres fragmentados. Una de sus temáticas más recurrentes era la presentación de la Mujer Nueva, esa que puede vivir independiente, que es libre y lucha por justicia e igualdad.

“Höch produce Mutter —Madre—, cuya técnica es el fotomontaje y la acuarela. En este cuadro, la artista coloca una máscara de las tribus Kwakiutl encima del rostro de una mujer proletaria embarazada. La imagen original era una fotografía que John Heartfield publicó en la revista ilustrada —abiertamente antifascista y procomunista— AIZ (Arbeiter Illustrierte Zeitung). En ella, Heartfield denunciaba el uso instrumental de las mujeres como fuerza reproductora con el siguiente subtítulo: “proveedor forzado de municiones humanas, ¡tome valor! ¡El Estado necesita parados y soldados!”. En la serie de cuadros Desde un museo etnográfico, a la cual pertenece Mutter, Höch denuncia el simplismo con en el que se emplea el mal llamado “arte primitivo” por parte de los artistas europeos, así como la hipersexualización del cuerpo femenino colonizado que, considera, tiene puntos de intersección con la construcción mediática de la feminidad (blanca) en la Alemania de Weimar”. La que traía los sándwiches. 5 hechos artísticos para no olvidar políticamente a Hannah Höch, Andrea Pérez Fernández, 2019.























Madre, Hannah Höch (1930)


Sus fotomontajes poseen visiones caleidoscópicas de la cultura alemana durante la era de entreguerras, a menudo desde una perspectiva feminista Queer y además revelan una intensa atención a los asuntos de género, en particular aquellos que rodean la aparición en Alemania de la expresión cultural de masas de la Nueva Mujer.

A causa del contexto de socio-político preguerra fue hostigada por los nazis, por lo tanto, su nombre aparece como ejemplo de artista bolchevique. En 1937 sufrió la represión nazi por su extremismo y lo que era considerado arte degenerado, por lo que tuvo que exponer en el extranjero, pero al terminar la guerra reanudó los contactos con el mundo del arte. Entonces, Höch fue solicitada para exposiciones en torno al Dadá, tanto como artista, como en calidad de depositaria de muchas obras dadaístas de otros artistas. Por aquella época, crea nuevos fotomontajes sobre la imagen de la mujer desde una óptica ácida y burlona hasta que, aunque tardío, le llega el reconocimiento en los años ´60 y ´70 con retrospectivas en varios museos


























Grotesco, Hannah Höch (1963)


En cuanto a su manera de financiar su producción, Höch trabajó para diversas publicaciones feministas y en la industria de la moda, sin dejar de cuestionar ambas en sus collages donde utilizaba imágenes de los medios de comunicación para crear comentarios irónicos sobre las expectativas de la Nueva Mujer, a menudo contradictorias, y los papeles que desempeñaban. Además, cuestionaba la idea y el concepto de belleza femenina, así como los arquetipos impuestos a las mujeres, desde la ropa que se utiliza hasta el aspecto físico y la persona, la presión sobre estas; qué es la belleza y sobre lo que se espera y exige de ellas, inclusive sobre cómo la humanidad en general concibe el concepto de belleza.

Criticaba a la sociedad, plasmando una visión fragmentada en sus collages o fotomontajes, un mundo colapsado por las guerras y las crisis económicas, es decir que era una artista muy atenta al contexto social que la circundaba.

Fue una de las mujeres miembro reconocidas por el Dadaísmo y, tal vez uno de sus mayores legados, que ofreció una antítesis a las construcciones machistas del movimiento.

Aún en nuestros días, la lucha por la igualdad de género continúa y es por lo que considero una gran referente a Hannah Höch en el arte feminista.

Siguiendo su técnica de fotomontaje y collage como también sus temáticas, realicé una obra que denota la actual lucha por el estereotipo impuesto por los medios sobre las mujeres, en torno a las tareas que se nos adjudican, el cuerpo que debemos tener o cómo debemos comportarnos, por el mero hecho de ser mujeres.

A la técnica tradicional de fotomontaje le di un giro en relación con la era digital que estamos transitando, relacionando una propaganda de cualquier producto con un “meme”. Ambos en combinación adquieren un nuevo sentido y significado.














En esta imagen se propone un estereotipo de mujer asociada a la crianza de niños y limpieza del hogar, resolviendo el slogan con la frase “recomendado para las madres”, al cual adherí el meme de Bugs Bunny con una expresión de rechazo hacia la propaganda, declarando su obsolescencia.


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