por Selliez Agustina Desirée y Pisarello Ernestina
Conteforanea fue llevada a cabo el sábado 17 de Abril del 2021 en la residencia Monte, residencia de artistas ubicada en la localidad de Colonia Benitez, Chaco y dirigida por Juan Sorrentino. Sus autores, Julián Matta y Valeria Vargas, son un dúo de artistas contemporáneos que proponen explorar el paisaje desde la sensibilidad de la materia, interviniéndolo de manera visual y sonora y explorando el factor temporal de las obras, inscribiendo a algunas de sus propuestas entre el Land Art y el Site Specific. También fueron participes de la muestra el Dr. Emanuel Canteros, docente e investigador en artes, y Cristian Damian Cochia y Nestor Braslavsky.
La muestra consistió en recorrer un camino sobre una parcela de terreno en el monte Chaqueño, en la que se hacían presentes pequeñas intervenciones escultóricas y sonoras, sobre el espacio, pero más particularmente sobre los materiales naturales que ambos artistas encontraron e investigaron con anterioridad, haciendo posible unir las ciencias botánicas con el arte y la investigación.
A medida que se avanzaba a través del sendero, el espectador era guiado por radios que reproducían la descripción de una aparente investigación científica llevada a cabo por el biólogo Augusto Schulz, quien identifico y clasificó más de 10000 especies de flora local. Logrando así, introducir a los presentes en un corpus poético espacial, constituido por un relato que aducía a una esencia de la metodología científica desde una estética del archivo botánico.
Esta esencia se logro sobre la base de una exploración anterior del territorio, donde el dúo a partir de su estadía en Residencia Monte, recorrió, recolecto, estudio y experimento con los materiales que se usaron para la creación de herbarios, florilegios y puntos de indagación y observación in situs, lo cual asemejaba a un laboratorio en pleno monte y donde se podían encontrar plumas, flores, hojas, ramas, musgos, y lupas para focalizar en la observación de estos actores que intervenían.
¿Por qué archivo?
Archivo proviene del latín archivum, sin embargo en Grecia, de donde proviene su origen más remoto, se traducía como “la residencia de los magistrados”, postulando al archivo como un lugar en donde residen una selección de objetos de valor social.
Luego de la realización de Conteforanea, todos las esculturas quedaron fijas sobre el sendero, en donde a su vez, conviven con obras anteriores y posteriores a ella. Es así que, dejando las obras archivadas en donde fueron expuestas y mediante un proceso natural de descomposición biológica del tiempo, el dúo artístico logró a través de su investigación sensorial, evocar mediante la metáfora al archivo científico, ya que estas esculturas no solo han sido creadas a partir de una selección de materiales estudiados, sino también que estos al quedar impresos en el lugar evocan a la memoria y al recuerdo. Las obras son un archivo de lo creado, del lugar y de sus creadores al mismo tiempo.
Temporalidad, espacialidad y paisaje
La obra estaba compuesta de tres factores fundamentales: el tiempo, el espacio y los seres vivos que en este residen. Estos tres componentes abrieron la posibilidad de que la obra no solo sea experimentada desde lo visual y sonoro, sino más bien desde la espacialidad y la temporalidad, ya que el mismo recorrido de los espectadores por el camino evocó al uso y apreciación del tiempo y el espacio en un paisaje particular, y todo lo que esto convoca, como ser olores, texturas, sonidos de ambiente, el movimiento de bichos y animales, etc., re- significando la sala de museo, proponiendo al espectador una apreciación in situ en el monte.
Hibridar y mezclar técnicas artísticas para crear un nuevo mundo en uno ya existente es como hacer magia. Sacar un conejo de una galera requiere no solo de aprender una técnica, sino también de producir ciertos efectos y sensaciones en los espectadores, crear una atmósfera que los separe de la realidad terrenal, evocando a la ficción. Esto fue uno de los logros de Conteforanea, adentrándonos en el monte chaqueño y evocar nuestra sensorialidad, en donde cada uno podía asociar o construir su propia historia subjetiva a partir del uso de la memoria, pero además proponer como obra de arte, materialidades divergentes y atípicas en el mundo y circuito artístico, otorgándole a la obra una rareza singular y quimérica.
Fotografías y edición: Selliez, Agustina Desirée.
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